Día 7, Crecemos en la Unidad: “Yo soy la vid y ustedes los pámpanos”(Juan 15:5a
Escritura
En la víspera de su muerte, Jesús oró por la unidad de aquellos que el Padre le dio: “para que todos sean uno...para que el mundo crea”. Unidos a él, como una rama a la vid, compartimos la misma savia que circula entre nosotros y nos vitaliza.
Cada tradición busca llevarnos al corazón de nuestra fe: la comunión con Dios, a través de Cristo, en el Espíritu. Cuanto más vivimos esta comunión, más conectados estamos con otros cristianos y con toda la humanidad. Pablo nos advierte contra una actitud que ya había amenazado la unidad de los primeros cristianos: absolutizar la propia tradición en detrimento de la unidad del cuerpo de Cristo. De este modo, las diferencias resultan divisivas en lugar de enriquecernos mutuamente. Pablo tenía una visión muy amplia: “Todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios”. (1 Corintios 3:22-23)
La voluntad de Cristo nos compromete a un camino de unidad y reconciliación. También nos compromete a unir nuestra oración a la suya: “para que todos sean uno...para que el mundo crea”. (Juan 17:21)
Oración
Espíritu Santo, fuego vivificador y aliento suave, ven y permanece en nosotros. Renueva en nosotros la pasión por la unidad para que vivamos conscientes del vínculo que nos une en ti. Que todos los que se han revestido de Cristo en su bautismo se unan y den testimonio juntos de la esperanza que los sostiene. Amén
- 2 Corintios 1:10-13; 3:21-23: ¿Cristo dividido?
- Juan 17:20-23: Para que todos sean uno
En la víspera de su muerte, Jesús oró por la unidad de aquellos que el Padre le dio: “para que todos sean uno...para que el mundo crea”. Unidos a él, como una rama a la vid, compartimos la misma savia que circula entre nosotros y nos vitaliza.
Cada tradición busca llevarnos al corazón de nuestra fe: la comunión con Dios, a través de Cristo, en el Espíritu. Cuanto más vivimos esta comunión, más conectados estamos con otros cristianos y con toda la humanidad. Pablo nos advierte contra una actitud que ya había amenazado la unidad de los primeros cristianos: absolutizar la propia tradición en detrimento de la unidad del cuerpo de Cristo. De este modo, las diferencias resultan divisivas en lugar de enriquecernos mutuamente. Pablo tenía una visión muy amplia: “Todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios”. (1 Corintios 3:22-23)
La voluntad de Cristo nos compromete a un camino de unidad y reconciliación. También nos compromete a unir nuestra oración a la suya: “para que todos sean uno...para que el mundo crea”. (Juan 17:21)
Oración
Espíritu Santo, fuego vivificador y aliento suave, ven y permanece en nosotros. Renueva en nosotros la pasión por la unidad para que vivamos conscientes del vínculo que nos une en ti. Que todos los que se han revestido de Cristo en su bautismo se unan y den testimonio juntos de la esperanza que los sostiene. Amén